Todo era tan blanco, el piso estaba alfombrado, era un color blanco o champaña.
Fuimos en grupo, por separado, pero algo nos unió. Fue nuestra soledad?
Tu me seguías, yo te quería hablar, quería saber más de ti, quería saber tus secretos, quien eres tu en realidad.
Empezamos a tener algo, y todos miraban. Se preguntaban cosas, y yo no sabía que hacer. O darte la pasada o no, habían tantas cosas que explicarte, que contarle a la gente, pero era muy complicado para mi en esa situación. No quería escuchar un "no", no quería verte decepcionado, no quería verle el fin a esta etapa tan mágica.
En este salón no habían paredes, sólo pilares a cada lado de donde pudieron haber construido paredes. Se veían muchos, y tan blancos, pero la vista era clara y se podía ver todo el salón, era muy muy grande. Habían mujeres con vestidos de fiesta y algunos hombres con corbata.
Aún no se cuál era el propósito, pero tampoco me importaba saber, estaba muy ocupada queriendo saber de ti y de tenerte a mis pies.
Me tocabas el pelo, la cara, y me mirabas con dulzura. Querías darme un beso, sentirte cerca de mi, quitarte esas ganas de tener algo íntimo, de sentir a una mujer a tu lado.
Yo te hablaba como una amiga; siendo yo, pero también intentaba no herir tus sentimientos.
No se qué conversación teníamos, pero se que no te conté lo que debía contarte. Al menos lo suficiente para que tu tomaras tu decisión, pero no pude, fue tan difícil sacar esas palabras de mi boca. Quería que esto durará más. Aunque sólo fuera mirarte, y escuchar tus comentarios, tan tú.
Estábamos en un sillón grande, y estábamos sentados, todos nos miraban de reojo y seguían con sus cosas, pero a nosotros no nos importaba, estábamos demasiado interesados en el otro que nada más importaba.
Estábamos sentados muy cerca, nuestros cuerpos tocaban, Tu me querías, y yo también a ti, pero podía vivir sin ti. Querías todo conmigo, todo de mi.
Y me besaste.
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