Aceptar que mi puerta esta
cerrada en las mañanas no es simplemente casualidad, es enojante. Es un complot en mi
contra. Y no soy paranoica, lo que digo es cierto. Hasta mi ex jefe lo dice en
broma.
Pasa que el año pasado mi jefa tuvo un bebé, entonces estuvo
fuera por el pre-natal y el post-natal, aunque para el pre-natal solo uso unas 2 semanas ó 3 (mujer trabajólica) y como post-natal creo que usó más
tiempo, como 2 meses. Y cuando ella se fue, me dejó una lista con un
montón de cosas que debía hacer mientras ella no este, pero en caso de,
dejó a su jefe encargado de mi por ese tiempo. Él era (sigue siendo) súper buena onda, nos llevamos
bien del comienzo, hasta el día de hoy. Y aunque yo estaba en otra oficina podía ir a preguntarle cosas y conversar, cero rollo. Un día, llega la secretaria, la mala, y me toma a mi y a otra estudiante que su jefa no la quería, y nos pone solas en un oficina.
Ah, y después alguien contrata a otra estudiante, una china, para un proyecto de matemáticas, y quizá no hallaron donde ponerla que le dieron un ladito con nosotras en esta nueva oficina, y pobre, la tenían ahí haciendo ejercicios de álgebra todo el día. Osea, eramos como las outcasts. En un rincón.
Aunque me da más pena la china, que por ser china la pusieron a hacer cosas con números, y ella si que estaba en el rincón. Ni calculadora usaba.
Varias veces tuve problemas con la secretaria, porque ella era amiga de otra vieja bruja, que era la jefa que no quería a su empleada, que era la niña que trabajaba conmigo en esa oficinita. Cuando hablábamos, la vieja venía y nos hacía callar. "Amablemente" pero bruja igual. La ponía en ridículo siempre a esta otra niña, yo quería pegarle a la vieja, por mala y pesada. E ilegal, eso no se puede hacer.
En fin, después, la secretaria, me cambió a otra oficina, antes de que mi jefa real llegara de su post-natal, lo bueno es que era una oficina harto más grande y estaba justo en frente de la oficina de mi jefa, ahora me sentía mejor, mucho más protegida.
En esta otra oficina habían más estudiantes y aunque no eramos asi, amigos, nos llevabamos bien.
Pero en general, nadie necesitaba ayuda y yo ahí sentada en el computador haciendo mímica laboral, y por dentro muriendome de sueño y aburrimiento, no hayando qué hacer con tanto tiempo en mis manos y sin nada, absolutamente nada que hacer. Y tampoco me podía ir, necesitaba mis horas. (mi dinero)
Un día, estaba ahí haciendo nada, fingiendo estar leyendo algo relacionado con el trabajo, y me llega un mensaje de texto de mi mamá.
Acá en el trabajo no es gran cosa si estás mandando mensajes de texto o hablando por teléfono. Es más, todo depende de tu jefe, a muchos no les importa que hables o mandes mensajes o salgas en un "voy y vuelvo" o hagas lo que quieras cuantas veces quieras, con tal de que tengas el trabajo hecho y tengas las cosas cuando te las pidan y cumplas con tus fechas de entrega, si tienes alguna. De todos modos, yo siempre fui bien discreta con el asunto, no quería que se viera mal tampoco.
Nunca salí a deshora, sólo para almorzar y todos los días a la misma hora. Si me llamaban, no contestaba, y si me mandaban un mensaje de texto, lo respondía solo si era importante y siempre miraba a todos lados antes de tocar el teléfono, por si alguien me miraba o que se yo. Perseguida, si, pero más vale prevenir que curar, porque cuando la gente empieza a hablar, no hay quién los pare.
Y ahí llega la secretaria, la mala, calladita por detrás, siniestra. Y una vez ya en mi oído (casi) me dice, "qué crees que estas haciendo?!" y yo le respondo, poniendo el celular en otro lugar, "nada, estaba viendo un mensaje" y ella me interrumpe y me dice, perdiendo la paciencia, "no puedes hacer eso, a ti te pagan por trabajar, no por estar viendo tu celular." Y yo le digo, "disculpa" y se va como tormenta, con torbellino y rayos y truenos. Y todos los otros estudiantes, ahí, mirando con miedo. Los miré y les dije "lo siento" y me fui al baño.
Cuando volví, determinada a devolverle la guerra a quien la había empezado, me voy donde mi jefe, el bueno, el que me quiere, y para más maravilla lo veo ahí en su celular.
Los astros estaban de mi lado. Y si, yo, haciéndole creer que mis intenciones eran inocentes, pero por dentro lo hacía con malicia, lista para disparar la primera bala, le digo "oh, yo pensé que por ningún motivo podíamos usar celulares mientras estamos en el trabajo." Se lo digo seria, pero con una pinta de herida, él se dio cuenta de que había algo y entre una risa bien despreocupada me dice "no sé, no que yo sepa? estaba viendo un mensaje. Porqué, que pasó?"
Y yo le cuento. Manipuladora. "Que la secretaria me ridiculizó, que ella obviamente ni me preguntó que si lo que estaba haciendo (refiriéndome al mensaje en el celular) era importante, sólo le importó estar enojada conmigo y hablarme fuerte desde el comienzo y frente a todos en la oficina. Con una actitud de mayor, que no valgo nada. Yo pensé que era importante en esta oficina, ya no sé qué creer. Me siento muy mal. Además ni mencionar que eso que hizo es ilegal y por yo ser estudiante internacional, sé mis derechos y ella no me puede tocar. Las leyes me protegen, es más, no quiero que se acerque más a mi, y la próxima vez que intente hacer algo tan irrespetuoso como el episodio de hoy, voy directo a recursos humanos. Que no me importa." Durante toda mi explicación, él me miraba con pena, le dio lata que me pasó eso. Pero cuando terminé, ya me miraba con preocupación, porque vio que yo no me quedaba en los laureles.
Se paró, como buen mediador y jefe, me dijo con confianza, "mañana tenemos una reunión, yo me haré cargo del asunto, tú no te preocupes, disculpa que te paso esto, ojalá no vuelva a suceder, yo te entiendo, tú quédate tranquila y no sigas enojada ni herida con ella, ella es mayor, hay que tenerle paciencia. Yo hablo con ella."
Y le sonreí y le dije "gracias" y me fui.
Para mi sorpresa, llega ella el día siguiente, por detrás, como todos los gatos y las personas siniestras, la secretaria. Hasta me TOCA, pone su mano en mi hombro, y con la cara llena de risa me dice "Disculpa por lo del otro día, no quise sonar pesada."
Lo que yo quería decir? "Me vuelves a tocar, y te demando por acoso sexual."
Lo que dije? "No te preocupes, está bien." Pero no sonreí. Una batalla no es la guerra.
Después
de esto, sólo hemos tenido pequeños mal entendidos, o así a ella le gustaría que los llamáramos. Pero desde ese día que ella esta en mi búsqueda y yo en la de ella.
Obviamente es un dolor, y cansancio, tener que cuidarse tanto la cola que en cualquier minuto te la pueden cortar, pero también me tranquiliza saber que ella está en lo mismo, mirando si la otra cae primero, se equivoca, o qué.
Obviamente es un dolor, y cansancio, tener que cuidarse tanto la cola que en cualquier minuto te la pueden cortar, pero también me tranquiliza saber que ella está en lo mismo, mirando si la otra cae primero, se equivoca, o qué.
Pero aún así, a
más de un año del suceso, al llegar en las mañanas, algunos días mi
puerta está abierta, y otros días, no. Porque cuando esta abierta yo
solo entro y cuando está cerrada, tengo que pedir que me la abra.
Adivina quién es la que tiene las llaves para abrir las puertas en las mañanas. Y así asegurarse que todos lleguen a la hora.
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